Hay lugares especiales donde parece que se para el tiempo, entras y te olvidas de casi todo, te envuelve un ambiente atemporal y la música siempre llena tus oidos con un cosquilleo de alegría.

Cada vez nos quedan menos lugares en Oviedo, en Asturias. Las dichosas franquicias americanas terminan con todo y la noche se está terminando poco a poco, al menos, la que conocimos desde los 90. Esas noches de por semana, de amigos, charlas y líos fortuitos hasta altas horas de la madrugada que merecen la pena porque siempre llegas a casa con una sonrisa. De esas, yo tengo muchas en el Picos.

Se abrió en 1970, es el primer pub de Oviedo, por el pasaron cientos de figuras del deporte, poesía, pintura, cantantes como Sabina, Rosario, empresarios, políticos…pero para mí el más importante era Fernando. Fernando lo regenta desde los 80, es una enciclopedia viva de la noche ovetense, tiene un gusto exquisito por la música y sabe atender a sus clientes como nadie. Aprendí lo que es la discrección, poner una buena copa y el detalle.

Escribo estas líneas porque Fernando ya no está, se ha jubilado y para mí ha dejado un enorme vacío. Conocí el Picos gracias a un amigo, Miguel con el que comparto aficiones musicales y viviamos muy cerca, al principio como a todo el mundo, me parecio un sitio de gente mayor, no hay chicas, no ponen música para bailar… Luego poco a poco descubrí otra noche, otras copas, la charla, sentarse y olvidarse de todo. Disfrutar con alguien de una copa con buena música y poder hablar tranquilo. Me enganché, empezamos a ir muy a menudo y para mí se convirtió en un sitio secreto, mi refugio nocturno. Poco a poco, entablé amistad con Fernando, parco en palabras y siempre guardando una distancia cliente-camarero justa. Le admiro. 35 años de noches, copas, tertulias y siempre esta atento, sabe la música que te gusta y la copa que vas a tomar. Para mí, era un lujo. Tantos grupos musicales que escuché por primera vez allí, el que más cariño tengo es los Doobie Brothers. El último día me quedé hasta el final con él, sonaban los Doobie. Me puso la última copa del Picos, la última de su carrera, me fuí recordando tantos buenos momentos y deseándole el mejor retiro, merecido. Nos vemos a menudo en Las Tablas del Campillín en la hora del vermú y siempre me viene una sonrisa y esas cosquillas en los oidos por tantas canciones que disfruté. El Picos continúa su historia con nueva gerencia, Olegario «Chury», seguro que seguirá con la magia de este pub. Gracias Fernando.